¿Quien mató a Rosendo?

Es un libro de Rodolfo Walsh, publicado en 1968, que relata el asesinato de Rosendo García, por entonces dirigente de la Unión Obrera Metalúrgica. 

El libro surgió a partir una serie de notas publicadas en el semanario de la CGT de los Argentinos (CGTA) a mediados de ese año.
El enfrentamiento violento en que murió Rosendo García sucedió el 13 de mayo de 1966 en la confitería La Real, ubicada en la localidad de Avellaneda. 

Domingo Blajaquis había salido de una sociedad de fomento de Gerli con dos o tres amigos y marcharon al centro de Avellaneda, a una reunión de solidaridad con un gremio del Norte que estaba en lucha. Luego llegaron a la esquina de la plaza en donde se encontraron con Raimundo Villaflor, obrero de la Conen, una fábrica de jabones, quien a las diez de la noche había terminado su turno iniciado a las dos de la tarde. Cruzaron la avenida y entraron a la confitería La Real.

Francisco Granato invitó con la pizza porque había cobrado unos pesos extra, en la planta del Docke de la Shell donde era obrero. En la mesa estaban con Francisco: Domingo Blajaquis, los hermanos Villaflor, Miguel Gomar, Juan Salazar y Francisco Alonso. En el mismo salón, Augusto Vandor, Rosendo García, Petracca, Valdez, Saffi, el Beto Imbelloni, Gerardi, Armando Cabo, y otros, tomaban whisky y charlaban.

Los primeros puñetazos fueron entre Raimundo Villaflor y Rosendo García, y entre Rolando Villaflor y el Beto Imbelloni. Sonaron varios disparos desde la mesa de Vandor: un disparo partió la espalda de Rosendo García. Otros dos se metieron en los cuerpos de Blajaquis y de Juan Zalazar (38 años, cinco hijos, vivía en Wilde, casado con Juana Fernández).

Un rato después de los disparos en La Real, Blajaquis murió en el Hospital Fiorito, producto de una “herida de bala en tórax”, tal como afirmó el doctor José Rodríguez Giménez. Eran las 0.40 del 14 de mayo. Los tres asesinatos están impunes.


Rodolfo Walsh realizó una investigación de los hechos, con la ayuda de los testigos sobrevivientes, y finalmente acusó al dirigente gremial metalúrgico Augusto Timoteo Vandor. 

La investigación que Rodolfo Walsh realizó sobre el enfrentamiento que costó la vida de Rosendo García, Domingo Blajaquis y Juan Zalazar se publicó inicialmente en siete notas en el semanario CGT entre el 16 de mayo y el 27 de junio de 1968. 

El escritor ya había entablado relación con Raimundo Ongaro y resuelto aceptar el ofrecimiento de dirigir el semanario que la CGT de los Argentinos decidía dar a conocer.

Como parte de esta tarea colaboró con la escritura (para muchos escribió) del Mensaje del 1º de mayo de la CGTA. 

En el primer número del 1º de mayo de 1968 apareció en la portada del semanario CGT aquél texto que muchos le atribuyen, en el segundo número un texto que todos le atribuyen (“La secta del gatillo alegre”) y en el tercer número la serie que él mismo firmó con su nombre: “¿Quién mató a Rosendo García?


Rodolfo Walsh escribió: “No se trata, por supuesto, que el sistema, el gobierno, la justicia sean impotentes para esclarecer este triple homicidio. Es que son cómplices de este triple homicidio, es que son encubridores de los asesinos. 

Sin duda ellos disponen de la misma evidencia que yo he publicado y que en otras circunstancias servirían para encarcelar a Vandor y su grupo. Si no lo hacen es porque Vandor les sirve. Y si Vandor les sirve es, entre otras cosas, porque esa amenaza está pendiente sobre él. 

Esto explica de sobra que Vandor haya sido colaboracionista hasta hace unos meses, que sea dialoguista ahora, que haya pretendido romper el congreso normalizador Amado Olmos, que sea el verdadero inspirador de la camarilla de Azopardo y el mejor aliado del gobierno. 

El poder real de Vandor es el poder de Onganía, el poder de San Sebastián. Porque esta es la primera y esencial conclusión de todo el asunto: el vandorismo es una pieza necesaria del sistema”















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