El lagarto más fornido del planeta

Una de las especies más sorprendentes del planeta: el dragón de Komodo, el lagarto más fornido del planeta. Mide hasta tres metros de largo y llega a pesar 160 kilos. Además, adora el sabor de la carne y abundan las historias sobre sus ataques a humanos —muchas de ellas, exageradas—. Sus mordiscos suelen infectarse debido a las bacterias de su saliva. Este lunes 06/03/2017, un 'doodle' de Google por el 37 aniversario del Parque Nacional de Komodo te invita a conocer cuánto sabes de este peculiar animal.


El Parque Nacional de Komodo se encuentra en las Islas menores de la Sonda, en el límite de las provincias de Nusa Tenggara Occidental y Nusa Tenggara Oriental, en el archipiélago de Indonesia. 


Dirección: Komodo National Park, Komodo, West Manggarai Regency, East Nusa Tenggara, Indonesia


Provincia: Islas menores de la Sonda orientales
Fecha Establecida: 1980


El juego dedicado al dragón de Komodo plantea una serie de afirmaciones verdaderas y falsas al usuario. En ellas se desvela que son los lagartos más grandes del planeta —100 veces más que los más pequeños—. Que esta especie come más del 50 % de su propio peso en una sola comida y que tiene un buen sentido del olfato, ya que pueden detectar comida hasta a 10 kilómetros de distancia. Entre otras curiosidades, los dragones de Komodo pueden alcanzar la velocidad de los 20 kilómetros por hora y sus dientes son reemplazables como los de los tiburones.
Diré ante todo que son horripilantes, unas lagartijas gigantescas (sin la agilidad y la gracia de las pequeñas), armados de una piel escamosa parecida a las de la boa constrictora y el cocodrilo, una lengua amarillenta y protuberante de unos cuarenta centímetros y unos ojos lentos, legañosos y glaciales que permiten entender a cabalidad y con escalofríos la expresión: “una mirada mefistofélica”, los describe el escritor Mario Vargas Llosa.

Científicos británicos han descubierto que las hembras de dragón de Komodo, los lagartos de mayor tamaño del mundo, son capaces de reproducirse sin ser fecundadas por un macho.


Tres de los huevos se malograron, pero los otros ocho continuaron desarrollándose con normalidad y se espera que se abran, el periodo de incubación en esa especie oscila entre siete y nueve meses.
Flora, una de las hembras de dragón de Komodo que se ha reproducido por partenogénesis.

Otra de las hembras de la especial, Sungai, que vivía en el zoo de Londres, puso huevos dos años y medio después de su último contacto con un macho. Sus crías, que nacieron siete meses y medio después, se encuentran sanas.

Los científicos, dirigidos por Phil Watt, de la Universidad inglesa de Liverpool, sometieron a "pruebas de paternidad" a la nidada de ambas hembras y descubrieron que el genotipo combinado general de la camada reproducía exactamente el de su progenitora, es decir, que Flora y Sungai eran a la vez "padre" y "madre" de las crías.


"Aunque se sabe que otras especies de lagarto son capaces de fecundarse a sí mismos, ésta es la primera vez que se tiene constancia de ese proceso en un dragón de Komodo", explica Kevin Buley, coautor del artículo, en un comunicado divulgado por el zoo de Chester.


En su opinión, lo ocurrido con Flora "es una inmaculada concepción" porque, al haber sido puestos en mayo los huevos, "no es imposible pensar que las crías salgan del cascarón en Navidad". "Estaremos atentos por si vemos pastores, magos y excepcionalmente una estrella brillante en el cielo sobre el Zoo de Chester", ha bromeado.


Según los científicos, el hecho de que se hayan producido dos casos de partenogénesis en dos zoos diferentes sugiere que esta estrategia reproductiva podría no ser algo inusual cuando los dragones de Komodo se encuentran aislados. En su opinión, los zoológicos que cuentan con ejemplares de dragón de Komodo no deberían tender a separar a los machos de las hembras, a fin de evitar que se desencadenen procesos de partenogénesis y la consecuente reducción de la diversidad genética.


Buley consideró que el descubrimiento tiene "implicaciones muy importantes" para comprender cómo los reptiles son capaces potencialmente de colonizar nuevas áreas. "Teóricamente, una hembra de dragón de Komodo en su hábitat natural podría llegar nadando a una nueva isla y fundar una población de dragones completamente nueva", ha explicado.


Se calcula que quedan en todo el mundo menos de 4.000 dragones de Komodo (Varanus komodoensis), en su mayoría en las islas indonesias de Komodo, Flores y Rinca. 


Excelentes nadadores, los dragones de Komodo son unos depredadores eficaces, capaces de cazar grandes presas, y muy pacientes, ya que su técnica consiste en morder la presa y dejarla marchar. 


Su saliva contiene una flora bacteriana con organismos patógenos que causan la muerte por septicemia dos o tres días después del ataque. Pasado este tiempo, los dragones sólo tienen que seguir con el olfato el rastro de la presa muerta.




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