Los ‘sin género’ de Japón desdibujan la línea entre el rosa y el azul
Con la misma precisión que un artesano pinta una figura de cerámica, Toman Sasaki aplicó base de maquillaje a su rostro, oscureció los lados de su nariz con polvo y pintó sus labios con una pequeña brocha. Después de 40 minutos de acicalarse en su apartamento del barrio Hatsudai de Tokio, vio su reflejo en un espejo de mano y se miró con un gesto de aprobación.
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Sus uñas pintadas, el cabello largo hasta los hombros, los zapatos de tacón y el maquillaje hacen que Sasaki, de 23 años, se vea más femenino que masculino, una elección contrastante con una sociedad en la que los hombres y las mujeres tienden a adherirse de manera estricta a los códigos convencionales de vestimenta según el género.
Sasaki, modelo y miembro de una banda de pop, no considera que su apariencia sea femenina, sino más bien dice que no se identifica con ningún género en particular. Como parte del creciente grupo llamado “danshis sin género” (danshi quiere decir hombre joven en japonés), está desarrollando una identidad pública y su carrera profesional a partir de un nuevo estilo andrógino.
“Por dentro, soy un hombre”, dijo Sasaki. Dice que el concepto de género “no es realmente necesario”.
“Las personas deberían elegir el estilo apropiado para ellas”, afirmó Sasaki, quien tiene muchos seguidores en las redes sociales y aparece con frecuencia en programas de radio y televisión. “No se trata de que los hombres tengan que hacer una cosa y las mujeres otra. Eso no me parece interesante. Todos somos seres humanos”.
Hombres como Ryuji Higa, mejor conocido como Ryucheru, que luce sus rizos rubios peinados hacia atrás con una diadema, y Genki Tanaka, conocido como Genking, con su cabello ondulado color platino y que usualmente viste minifalda, se han convertido en personalidades televisivas tras volverse celebridades en las redes sociales.
“Se trata de desdibujar las fronteras que han definido la feminidad y masculinidad de rosa y de azul”, dijo Jennifer Robertson, profesora de antropología en la Universidad de Michigan, quien ha investigado y escrito de manera extensa sobre el género en Japón. “Están intentando ampliar el alcance de lo que alguien con una anatomía masculina puede vestir”.
Toman Sasaki dijo que cuando comenzó a vestirse con la moda “danshi sin género”, la gente le preguntaba con frecuencia si era gay (él asegura que es heterosexual).
Contó que usa maquillaje para esconder sus imperfecciones. “Hay muchas cosas que me producen inseguridad; en realidad no me gusta mi rostro”, comentó. “Pero siento que cambio cuando uso maquillaje”.
Muchos hombres que se consideran “danshi sin género” dijeron en entrevistas que no ven una conexión entre su apariencia y su identidad sexual, o incluso sus opiniones sobre los roles de género tradicionales.
“Solo se trata de usar maquillaje y vestirte como quieras”, dijo Takuya Kitajima, de 18 años.
Credit Ko Sasaki for The New York Times |
Por su parte, Yasu Suzuki, de 22 años, quien organiza eventos para que otros “danshi sin género” conozcan a sus seguidores de las redes sociales, dijo que sus exploraciones en el campo de la moda han ampliado sus opiniones sobre la sexualidad. Contó que cuando comenzó a experimentar con el maquillaje, a veces atraía la atención de otros hombres.
“Pensaba que querría vomitar cuando un hombre me dijera ‘Te amo’”, dijo Suzuki, que usa unos pantalones holgados populares entre las japonesas y se depila el vello facial porque todavía no le alcanza para pagar los tratamientos que los eliminan con láser y que son populares entre los “danshi sin género” más famosos.
“Pero ahora que comencé a vestir esta moda asexuada, creo que me deshice de mis prejuicios”, dijo. “Antes no me gustaban los chicos u hombres que se amaban entre sí, pero ahora he comenzado a aceptarlos. La gente bonita es simplemente bonita”.
“En mi generación, las mujeres envidiaban a los hombres porque podían trabajar y hacer lo que quisieran”, dijo Junko Mitsuhashi, de 61 años, profesora de estudios de género en la Universidad Chuo y una mujer transgénero. “Pero en la generación de jóvenes, los hombres envidian a las mujeres porque pueden expresarse a través de la moda”.
Cuando Toman tuvo un concierto con su banda, XOX, en una tienda de ropa en Harajuku, el centro de la moda de Tokio, la mayoría del público eran mujeres adolescentes o veinteañeras. Algunas lloraron.
Nagisa Fujuwara, joven de 16 años, era una de las 200 fanáticas que hicieron fila para tomarse fotos con el grupo musical. “Se ve como niña”, dijo al referirse a Toman, a quien calificó como su favorito de la banda. “Pero cuando juntas eso con su masculinidad, me parece que es un nuevo tipo de hombre”.
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