La mujer en la antigüedad

La historia de la mujer en la antigüedad principalmente no recibían mucha atención mediática o académica. No obstante, destacan algunas figuras, unas literarias y otras reales. Así, en la comedia Lisístrata, de Aristófanes (siglo V a. C.), situada en la antigua Grecia, se encuentra un referente literario de la lucha de la mujer. La protagonista, Lisístrata, realiza una huelga sexual contra los hombres para forzar que estos pongan fin a la guerra.​

Clara Zetkin (a la derecha) y Rosa de Luxemburgo
Clara Zetkin, de soltera Clara Eißner, era una política alemana, de ideología comunista, muy influyente, así como una luchadora por los derechos de la mujer. Militó en el Partido Socialdemócrata de Alemania hasta 1917, momento en el que ingresó en el Partido Socialdemócrata Independiente de Alemania (USPD), concretamente en su ala más izquierdista, la Liga Espartaquista, que acabaría formando posteriormente el Partido Comunista de Alemania (KPD). Fue miembro del Reichstag por este partido durante la República de Weimar desde 1920 a 1933.


La figura de la matemática y astrónoma Hipatia de Alejandría (370-415), ​asesinada brutalmente, se reivindica como paradigma de la mujer científica y libre, icono de la libertad de pensamiento y la autonomía personal de la mujer.​
La mujer en la Revolución francesa (1789)


Durante la Revolución francesa la mujer tomó conciencia, en la Europa moderna, de su situación social . Marchando hacia Versalles, junto a los hombres, las mujeres parisinas reclamaron la igualdad social bajo el lema «libertad, igualdad y fraternidad». Las mujeres también tomaron conciencia de que en aquel momento la lucha de clases no contemplaba la lucha de género, esto es, la plena igualdad social de la mujer por la que debían luchar.​ 


Durante la Revolución francesa se produjeron las primeras peticiones formales de derechos políticos y ciudadanía para la mujer. Así lo refleja la Declaración de los "Derechos de la Mujer y de la Ciudadana", fue un texto redactado en 1791 por Olympe de Gouges, que copiaba en buena medida la Declaración de "Derechos del Hombre y del Ciudadano" del 26 de agosto de 1789, el texto fundamental de la revolución francesa. 


Es uno de los primeros documentos históricos que propone la emancipación femenina en el sentido de la igualdad de derechos o la equiparación jurídica y legal de las mujeres en relación a los varones así como el sufragio femenino.



La reivindicación de la igualdad de la mujer y el movimiento obrero.

Mapa donde muestra las diferentes posturas sobre el sufragio femenino, siendo las naciones de Portugal, Francia, Macedonia, Albania, Chipre, Japón, Taiwán y regiones tan grandes como América Latina, casi toda África, Oriente Medio y el Sudeste Asiático los lugares más reacios a aceptar el ingreso de la mujer en la política.

En sus inicios, finales del siglo XVIII y principios del XIX, el movimiento obrero mantenía una posición tradicional de corte patriarcal en relación con la igualdad de la mujer y sus reivindicaciones. Será a mediados del siglo XIX cuando los movimientos reivindicativos de la mujer tomen fuerza: lucha por el sufragio femenino, la reivindicación de la igualdad, la denuncia de la opresión social, familiar y laboral. Surgieron entonces los denominados movimientos sufragistas, inicialmente de origen burgués, con figuras como Flora Tristán.


Los primeros grupos feministas en el movimiento obrero tendrán como gran aliado teórico el libro de Friedrich Engels, publicado en 1884, "El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado".


​Y surgirán dentro de los movimientos anarquistas que reivindicaban, desde el neomalthusianismo, la procreación consciente del proletariado, la separación entre sexualidad y reproducción, la defensa de la maternidad libre, la liberación femenina, la libertad sexual, la promoción de la planificación familiar, el cuidado de los niños así como el uso y difusión de métodos anticonceptivos artificiales.

Comentarios

Entradas populares