La sexualidad en la Antigua Roma
La Antigua Roma tenía un concepto diferente de sexualidad, según la clase, condición social y el sexo del individuo. No había distinción entre homosexualidad ni heterosexualidad como naturaleza sexual de un individuo. En la sociedad romana el varón tenía más autoridad por su “activa” masculinidad, símbolo de poder y estatus.
La sexualidad en la antigua Roma estaba regulada por la Lex Scantinia, la Ley del sexo.
Esta norma romana regulaba el comportamiento sexual e incluía la pederastia, el adulterio y la práctica pasiva de la homosexualidad.
La religión romana aceptaba la sexualidad como aspecto positivo en la vida erótica y en el poder de la capacidad reproductora masculina, pero se desconoce si la religión toleraba la homosexualidad.
Se sabe que los hombres eran libres para tener relaciones con otros hombres, pero solo en zonas libres de la Lex Scantinia.
Si no esta ley penalizaba a los varones de conducta sexual pasiva, lo cual suponía una amenaza para la masculinidad e indicaba bajeza porque aludía a una clase social inferior.
Las relaciones homosexuales con prostitutas o esclavos eran aceptables siempre que el varón tomara el control.
La homosexualidad entre soldados era una violación de la disciplina militar, sancionado con la muerte a porrazos.
Como todo hombre nacido libre, los soldados sí lo podían hacer con esclavos como señal de autoridad y masculinidad.
En el caso de las mujeres romanas nacidas libres su modelo de comportamiento era descrito como «tribas fricatrix», que significa «la que se frota con un hombre viril», un término usado para describir a una mujer que demuestra cualidades ejemplares.
La religión romana apoyó la aceptación de la sexualidad, como un aspecto de la práctica religiosa, pero la definición de poder de un individuo se producía a través de la fuerza procreadora del macho. La masculinidad debía ser activa, por lo que se desconoce si la tolerancia religiosa pudo ser aplicable a determinados actos homosexuales.
Los hombres eran libres de tener relaciones sexuales con otros hombres, pero por lo general sólo eran aceptables los casos que no estaban contemplados en la Lex Scantinia. Si existía un acto en que la masculinidad del ciudadano romano nacido libre rompía los preceptos de la ley Scantinia su nombre y la reputación de la familia quedaba manchada por la infamia y suponía castigos penales y la pérdida de la personalidad jurídica o social.
La Lex Scantinia era una norma jurídica romana que los historiadores creen que fue creada para sancionar a cualquier ciudadano varón libre que tuviera un rol pasivo en una relación homosexual.
Desde una perspectiva social y cultural, el papel «pasivo» o «sumiso» era una amenaza a la masculinidad y a la estructura social.
Ese papel estaba reservado a las mujeres y los esclavos. En las legiones, el acto de la homosexualidad entre los soldados era considerado una violación de la disciplina militar y sujeto a sanciones severas.
El historiador Polibio reportaba en sus diarios (200-118 aC) que la actividad sexual entre los soldados era castigada con la muerte. Como con cualquier otro ciudadano nacido libre, a los soldados solo se les permitía participar en relaciones entre personas del mismo sexo si estos eran esclavos, prostitutos o cautivos como un signo de autoridad sexual y siempre con un rol activo.
Un incidente histórico relatado por Plutarco en su biografía de Mario, ilustra la mentalidad y la legislación romana sobre la integridad sexual. En este caso, un legionario llamado Trebonio fue objeto de agresiones sexuales por su oficial superior, Cayo Luscius. Trebonio fue llevado ante un tribunal por haber matado a Luscius, pero quedó absuelto y recibió una corona de valentía por defender su masculinidad y la pureza de varón romano nacido libre.
En «De Bello Hispaniensi», un libro que se cree fue escrito por Julio César (Aunque la autoría es fuertemente disputada) se detalla las campañas de César en la Península Ibérica y menciona a un oficial romano que mantiene actos sexuales activos con su «concubino».
La Lex Scantinia se menciona en varias fuentes antiguas. Un ejemplo es el juicio contra el edil Gayo Scantinius Capitolino que, hacia el 227 antes de C, fue acusado de abusar sexualmente del hijo de Marco Claudio Marcelo.
La Lex Scantinia nunca se ha demostrado como un ataque directo contra la homosexualidad, ni una penalización general y total como un delito.
En cambio, fue esencialmente una regla para vigilar la naturaleza masculina de un ciudadano romano que debía tomar el rol «activo» en el sexo.
Violación y esclavitud
De las penas previstas por la Lex Scantinia quedaban exentos los hombres nacidos en el caso de violación o relaciones sexuales pasivas forzadas.
Según el jurista Pomponio, «el hombre violado por ladrones o por el enemigo en tiempo de guerra (*vi praedonum vel hostium) no debe soportar ningún estigma».
Sin embargo, se consideró un crimen castigado con la pena capital para un nacido libre violar a otro ciudadano romano.
Para evitar la violación de menores de edad, los niños debían llevar una «toga praetexta», una especie de marca de «estado inviolable».(*También se habla de violación cuando la víctima no puede dar su consentimiento, como en los casos de incapaces mentales, menores de edad, o personas que se encuentran en estado de inconsciencia.)
Pero para un ciudadano romano era posible explotar sexualmente a sus esclavos. Un romano podía violar, torturar y abusar de su propiedad sin cargos ni juicio. Un esclavo no tenía protección civil ni autoridad sobre su cuerpo.
En esencia, el cuerpo de un esclavo o esclava se podía utilizar para apaciguar los apetitos sexuales de su Dominus.
Sobre este tratamiento a los esclavos y cautivos, fue famoso el caso documentado en los textos romanos del Emperador Adriano (117 a 138), constructor de la muralla que lleva su nombre en Northumberland Inglaterra.
Tuvo una relación con un chico de Bitinia. Durante un fatídico viaje por el Nilo, el chico se ahogó (130 dC) en circunstancias que algunos historiadores califican de suicidio. En su memoria, Adriano fundó la ciudad de Antinopolis en Egipto y deificó el nombre de Antinoo. En realidad, los romanos consideraban socialmente aceptable abusar de esclavos varones jóvenes en actos sórdidos de la pederastia.
El término delicatus puer o deliciae (que significa dulce, delicado) se aplicaba a menudo a niños esclavos utilizados específicamente para la satisfacción sexual. Esta práctica se representa en La Copa Warren, una copa romana de plata de la época de la dinastía Julio-Claudia, siglo I después de Cristo. La copa está decorada con relieves ornamentales de actos sexuales, uno de cuyos lados representa a un joven macho adulto penetrando un joven esclavo o puer delicatus.
En los casos más extremos, un delicatus puer se castraba y vestía con atuendo femenino. Era un intento por preservar las cualidades juveniles y prolongar el atractivo «femenino» de los niños y adolescentes.
El creciente comercio de esclavos para la satisfacción sexual, en particular el comercio de esclavos delicatus puer durante el Alto Imperio llevó al Senado a aprobar una moción de la legislación que eventualmente prohibió la castración de un esclavo contra su voluntad «por motivos de lujuria».
El famoso emperador Nerón (54 a 68 dC) tuvo un delicatus puer llamado Esporo. Un joven de notable encanto femenino, que fue castrado y vestido con las insignias que habitualmente estaban reservadas a las emperatrices romanas. Algunos historiadores creen que más tarde se casó con Esporo después de la muerte de su esposa Popea Sabina.
El matrimonio del mismo sexo
El derecho romano nunca reconoció oficialmente el matrimonio entre parejas del mismo sexo, pero durante los primeros años imperiales, las bodas entre hombres eran en realidad un lugar común. Marcus Valerius Martialis se refiere al matrimonio entre los hombres como «algo que no ocurre con poca frecuencia, aunque se desaprueba».
A pesar de no tener ningún vínculo legal con el matrimonio del mismo sexo, esto no impidió a los romanos y a sus emperadores casarse con esclavos y jóvenes amantes.
Un ejemplo fue a principios del siglo III después de C, el emperador Heliogábalo , un gobernante descrito como excéntrico y decadente en la «Historia de Augusto» (una colección romana de biografías). Heliogábalo se casó con un atleta masculino llamado Zoticus en una ceremonia pública en Roma.
Con el tiempo, las actitudes hacia estos actos sexuales comenzaron a cambiar, al igual que la identidad religiosa del Imperio.
Los dioses paganos politeístas, como Júpiter y Marte fueron reemplazados por la nueva religión monoteísta del cristianismo y su influencia se extendió en todo el mundo clásico.
En el siglo IV después de C, se impusieron una serie de prohibiciones legales contra la práctica de matrimonios homosexuales y comenzaron a ser criminalizados por los emperadores cristianos como ocurrió en el «Theodosianus Codex» (Recopilación de Leyes romanas).
En el año 390, los tres emperadores cristianos, Valentiniano II, Teodosio I y Arcadio declararon ilegal la homosexualidad en todo el imperio para cualquier romano nacido libre bajo pena de muerte.
Bajo el emperador bizantino Justiniano I, (527-565 dC), se decretó que cualquier forma de comportamiento homosexual era «contrario a la naturaleza», y fuera de la ley en todo el Imperio de Oriente. En este punto, la influencia del cristianismo era la religión dominante del Imperio Bizantino y sus ideales conformaban la cultura y forma de vida de la sociedad.
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