Descubiertos los fósiles de los primeros ‘Homo sapiens’
Son restos de tres adultos jóvenes, un adolescente y un niño de unos siete años. Han aparecido en el yacimiento de Jebel Irhoud, a unos cien kilómetros de Marrakech en el oeste de Marruecos. Tienen unos 315.000 años de antigüedad, según acaban de calcular investigadores del Instituto Max Planck de Biología Evolutiva de Leipzig (Alemania).
Pero lo más extraordinario es que, con su cara moderna y su fina mandíbula, pertenecen inequívocamente al linaje del Homo sapiens . El descubrimiento, que se presenta esta semana en la revista Nature, arroja luz sobre el origen de nuestra especie, uno de los episodios más importantes y menos conocidos de la evolución humana.
Los fósiles de Jebel Irhoud “representan la verdadera raíz de nuestra especie; son los Homo sapiens más antiguos que se han descubierto en África o en cualquier otro lugar del mundo”, declaró el martes en rueda de prensa telefónica Jean-Jacques Hublin, director de la investigación.
Hublin advierte que “no eran exactamente como nosotros” porque en estos 315.000 años el cerebro humano ha evolucionado, pero “ya tenían la cara de las personas con las que nos cruzamos hoy día por la calle”.
Los fósiles de Homo sapiens más antiguos conocidos hasta la fecha eran restos de dos individuos que vivieron hace 195.000 años en lo que ahora es Etiopía. Pero, a falta de fósiles más antiguos de nuestro linaje, no se ha podido establecer cuándo, dónde ni por qué surgió el Homo sapiens, y tampoco a partir de qué especie evolucionó. Las piezas del yacimiento de Jebel Irhoud vienen a llenar este vacío.
El hallazgo demuestra que la estirpe de los Homo sapiens ya se había iniciado hace más de 300.000 años y que había llegado al norte de África, lo que rompe con la hipótesis dominante hasta ahora de que se originó hace poco más de 200.000 años en el este del continente. “Nuestros resultados desafían el consenso de los últimos veinte años”, destaca Hublin.
Mandíbula de Homo sapiens de hace 315.000 años hallada en el yacimiento de Jebel Irhoud (Marruecos) (Instituto Max Planck) |
Aunque la región es desértica en la actualidad, hace 300.000 años tenía un ecosistema de sabana y una rica fauna con abundantes gacelas y algunos ñus y cebras. Muchos de sus restos tienen marcas de haber sido consumidos por los humanos. Entre los carnívoros, predominaban los leopardos, que convivían con hienas, leones y felinos menores.
Cerebro arcaico. El cerebro ha seguido evolucionando a lo largo de la historia de nuestra especie
Los investigadores han encontrado varias capas de carbón en los sedimentos, que indican que los pobladores de la cueva ya utilizaban el fuego. Destacan sobre todo la importancia de las herramientas de piedra, que corresponden a la tecnología denominada Middle Stone Age.
Esta tecnología, que consiste en tallar herramientas de una forma concreta a partir de un núcleo de piedra, abrió la vía a fabricar, por ejemplo, hojas cortantes o puntas de lanza para cazar a distancia.
Las piezas de Jebel Irhoud se elaboraron con minerales de alta calidad que no se encuentran en la zona sino a 25 kilómetros de distancia, lo que indica que los primeros Homo sapiens ya sabían identificar los minerales más adecuados para elaborar sus herramientas y que daban a las piezas suficiente valor para llevarlas con ellos de un lugar a otro, a diferencia de especies humanas más antiguas que elaboraban herramientas más rudimentarias y las abandonaban allí donde las habían tallado.
Los investigadores argumentan, a favor de esta hipótesis, que la tecnología del Middle Stone Age apareció en la misma época en el norte, el este y el sur de África. “Es probable que las innovaciones tecnológicas del Middle Stone Age en África están relacionadas con la emergencia de Homo sapiens”, sostiene McPherron.
Un argumento adicional es el controvertido cráneo de Florisbad hallado en 1932 en Sudáfrica y fechado en 260.000 años. Aunque algunos investigadores lo consideran un Homo sapiens arcaico, esta clasificación es incompatible con la hipótesis de que nuestra especie surgió en el este de África hace unos 200.000 años.
Sin embargo, un origen panafricano del Homo sapiens hace unos 300.000 años resolvería el problema.
Yacimiento de Jebel Irhoud, en Marruecos, donde se han encontrado restos del linaje de los Homo sapiens de unos 315.000 años de antigüedad (MPI EVA)
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Cuestionado sobre la decisión de atribuir los especímenes de Jebel Irhoud a nuestra especie pese a ser distintos de los humanos modernos, Hublin aclaró en la rueda de prensa que “no debe confundirse la especie Homo sapiens con la denominación humanos anatómicamente modernos, que se refiere a aquellos que tienen nuestro aspecto”.
Según el investigador del Instituto Max Planck, “la evolución existe; no hay motivo para esperar que alguien que vivió hace 300.000 años vaya ser exactamente como nosotros. Pero no hay ninguna interrupción en el linaje que va de los humanos de Irhoud hasta nosotros. Sería arbitrario poner la frontera en cualquier punto. Es preferible denominar Homo sapiens a todo el linaje admitiendo que no eran como nosotros”.
Lo que más ha evolucionado en estos 300.000 años es el cerebro, destacan los investigadores. Los fósiles humanos de Jebel Irhoud incluyen restos de tres cráneos, que muestran que el cerebro de los primeros Homo sapiens tenía un tamaño similar al nuestro. Su forma, sin embargo, era algo diferente. Mientras el nuestro es esférico, el suyo era algo más bajo y alargado.
“Pensamos que, junto al cambio de forma, se produjo un cambio en la organización del cerebro”, declara Hublin.
Estudios paleogenéticos realizados por otros grupos de investigación muestran, en esta misma línea, que en el linaje de los Homo sapiens se han acumulado mutaciones en genes que afectan al desarrollo del cerebro, lo que podría explicar la emergencia de nuevas habilidades cognitivas.
“La historia de nuestra especie es principalmente la historia de la evolución de nuestro cerebro”, concluye Hublin.
Nueva hipótesis
Los investigadores proponen que el Homo sapiens surgió en toda África en la misma época en toda África a partir de grupos que tenían contacto entre ellos.
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