El arte del clown existe desde hace miles de años. Un clown enano actuaba ya como bufón en la corte del Faraón Dadkeri-Assi durante la Quinta Dinastía Egipcia sobre el año 2500 a.c.(antes de Cristo). Los bufones de la Corte han actuado en China desde 1818 a.c. A lo largo de la historia la mayoría de las culturas han tenido clowns. Cuando Cortéz conquisto la Nación Azteca, descubrió que en la Corte de Montezuma había bufones parecidos a los europeos. "Fools aztecas" clowns enanos y bufones jorobados, estuvieron entre los tesoros encontrados que trajo a su vuelta al Papa Clemente VII. La mayoría de las tribus Nativas Americanas han tenido algún tipo de clown. Estos clowns tenían un importante rol social y religioso en la vida de la tribu y en algunos casos eran considerados capacitados para curar ciertas enfermedades.

Historia del Payaso

A pesar de sus diferencias se podría considerar al Bufón como el origen primigenio del Payaso, y por tanto concluir que el arte del payaso existe desde hace miles de años.


Como dicen Merce Mateu y Xavi de Blas en su trabajo de investigación “El circo y la expresión corporal”:

“Definir al clown es de todos los ejercicios practicados en el circo, el único, seguramente, del que nunca nadie saldrá exitoso. Todo lo que pueda ser descrito por los diccionarios no es ni totalmente justo ni verdaderamente falso.”


Es muchas más cosas… pero esencialmente, para mi, el payaso es un creador, un provocador de emociones, y sobretodo y fundamentalmente… de risa. El payaso nos hace reír, sentir y reflexionar con su visión del mundo y sus intentos de posarse por encima de sus fracasos. Nos muestra su vulnerabilidad sin tapujos, y eso lo hace humano y nos hace sentirlo cercano.


El clown intenta parecerse a los demás, trata de “ser normal” pues cree que así lo aceptarán y lo amarán, lo cual es una de sus principales motivaciones: el clown quiere ser amado por el público, quiere que sean sus amigos. Habrás oído en más de una ocasión la frase “todos tenemos un payaso dentro”. Obviamente es una metáfora, la cosa no es como en la viñeta de debajo, pero si es verdad que el payaso de cada uno es distinto, tiene sus peculiaridades que lo hacen único y por eso podemos decir que “tenemos un payaso adentro".






Llámalo payaso propio, payaso interior, estado clown, o dimensión clown… para mi son diferentes formas de decir lo mismo. La cuestión es abrir la puerta al ingenuo, inocente, ridículo y estúpido personaje que todos somos, soltar lo aprendido en nuestro camino hacia la adultéz, desprendernos de las murallas que hemos edificado para protegernos, derrumbar las máscaras que nos hemos ido poniendo con los años y dejar aflorar la locura interna, recuperando en parte algunas de las pautas esenciales de cuando fuimos niños.


Por lo tanto… decir que “tenemos un payaso dentro” es al fin y al cabo hablar en un lenguaje coloquial que todo el mundo entiende. Aunque… después de hacer la siguiente reflexión, uno podría empezar a pensar que lo de tener un payaso dentro, a lo mejor es literal :o)
Los niños entre 1 y 4 años son puros payasos pues incorporan de forma natural los principales preceptos del payaso (¿o es al revés?), y si todos hemos sido niños… todos hemos sido payasos.

Eduardo Akopian


Lo que ocurre es que luego crecemos y empezamos a ponernos máscaras, a edificar muros para protegernos de lo externo, no sea que nos hagan daño. Y cuando nos protegemos nos estamos defendiendo, evitando mostrarnos vulnerables, nos protegemos porque tenemos miedo, y el miedo nos hace olvidar aquello que fuimos cuando niños: inocentes, vulnerables, torpes, curiosos, tiernos, tercos, espontáneos, entusiastas, juguetones, emotivos… El clown es por decirlo de alguna manera, el niño que todos llevamos dentro, que no tiene tabúes, que disfruta jugando y que quiere ser como los demás, como los adultos, aunque nunca pueda conseguirlo.


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"Cuando crecemos no nos hacemos adultos…nos adulteramos." Tortell Poltrona.


Tortell Poltrona (su nombre real es Jaume Mateu Bullich) es un payaso catalán nacido en Barcelona en 7 de abril de 1955. Es el artista de circo más reconocido en Cataluña, cofundador de Payasos sin Fronteras y un auténtico referente tanto por su trayectoria personal como por la creación de su propio circo, el Circ Cric, que ha sido el referente más destacado de varias generaciones.​ Es considerado un referente europeo de la renovación del payaso.



Tortell Poltrona


Como iba diciendo… los niños entre unos cuantos meses y 4 años son 100% clowns, podemos aprender mucho de ellos, pues tienen el “timing”, la ingenuidad y algunas de las más importantes pautas básicas del clown de forma natural. De hecho pueden establecerse muchos paralelismos entre un payaso y un niño. Te pondré algunos ejemplos:

1- Quieren ser amados por sus padres y en general por el mundo entero (el clown por el público)

2- Quieren ser como los adultos y tratan de imitarlos (el clown hace lo mismo, desea integrarse e intentará parecerse a la gente “adulta y normal”)

3- Son espontáneos y no tienen sentido del ridículo.

4- Expresan sus emociones sin ponerles límite y pueden pasar instantáneamente de una a otra.

5- Si un niño de esa edad está por ejemplo golpeando con un juguete un mueble, parará un momento para mirar a su papá o mamá (compartir con el público), si sus papas se ríen… buena onda (éxito) eso significa que hay que seguir golpeando el juguete, si no ríen (fracaso) hay que golpearlo con más fuerza o bien buscar otra vía, quizás ir a golpear otro mueble, o golpear el mismo mueble con otro juguete. A los niños les gusta ser observados (al payaso también) y, al igual que el payaso con el público, la actitud del niño dependerá de la reacción del adulto cuando el niño lo mire buscando su complicidad.

6- En general, si los riñes no se defenderán, a lo sumo llorarán o se sentirán en evidencia, pero seguramente se vengarán más tarde quizás con su actitud hacia ti, o quizás haciendo una trastada aún mayor. El payaso no se defiende ante un “ataque”, y menos de la autoridad, pero luego puede vengarse.

7- Son tremendamente curiosos y cualquier cosa puede sorprenderlos y alucinarlos (capacidad de asombro).

8- Si les regalas un juguete carísimo pueden sacarlo de la caja, dejarlo a un lado, y pasarse horas jugando con la caja y el envoltorio (el mundo al revés).



Eduardo Akopian


Podría continuar pero pasaré a relataros un par de anécdotas de mi hija cuando tenía 16 meses, la cual a tan temprana edad realizó de forma natural algunos gags clásicos. Como cualquier niño de esa edad, claro.



Donde vivíamos en ese momento había muchos olivos y era la época en la que el suelo estaba lleno de aceitunas. Fuimos a dar una vuelta y ella empezó a coger olivas del suelo hasta tener sus dos manos completamente llenas, entonces se le cayó una y al agacharse para recogerla se le cayeron varias. Me miro e intento recogerlas de nuevo y se le cayeron otras, y así una y otra vez (seguramente habrás visto este gag en algún payaso por ejemplo recogiendo las hojas de un periódico del suelo, o recogiendo cosas que se le han caído). 


El otro gag fue en casa. Teníamos varios globos por el suelo y le pedí que me trajera uno, fue totalmente decidida a cogerlo, pero antes de llegar a tocarlo sin querer lo golpeó con su pie y el globo avanzó debido al golpe, me miró sorprendida. Lo volvió a intentar varias veces y siempre le pasaba lo mismo. Era de risa total.


Pero no me malinterpretes… el clown no es un niño, ni es infantiloide, pero lo que si es cierto es que muchas de las pautas de comportamiento o actitudes de los niños las encontrarás en un payaso: la curiosidad, la capacidad de creer que puede hacer cualquier cosa, el entusiasmo, la fantasía, el tránsito instantáneo de una emoción a otra, el irse por las ramas, las ganas de jugar… y muchas otras.


Eduardo Akopian


Un payaso no es un actor, un payaso es un payaso. Un actor puede componer un personaje a partir de ciertas consignas dadas por el director o por la obra que este interpretando, aunque no tengan nada que ver con su propia personalidad. 


Pero el payaso existe ya dentro de uno, es uno mismo. Como dijo Roberto Benigni: “El actor inventa o interpreta un personaje, mientras que el payaso encarna el suyo propio”. Se trata de observarte, de ver como te mueves, como reaccionas, que tics tienes y entonces llevarlos al limite, a la locura. 


En cierta forma el clown se basa en tu propio ridículo. Puedes tener diferentes tipos de clowns tantos como personalidades en tu interior. Pero a pesar de ello habrá uno de ellos que será el predominante, el más parecido a lo que somos. Además actualmente no se escriben obras para clowns, los clowns son siempre los creadores de sus propias obras o versionan obras que no están pensadas para clowns.


Hay payasos y payasitos… no basta con maquillarse, ponerse un disfraz de ropas amplias de colores, una nariz y hacer muecas para ser payaso. Las sonrisas de plástico no sirven, han de ser auténticas. Hay vendedores de globos, maquilladores de niños, animadores de fiestas infantiles, que se disfrazan de payaso. 


Obviamente, son trabajos muy dignos, pero ser un verdadero clown es mucho más que eso. Un verdadero payaso es aquel que no actúa, sino que es, que no se esconde tras la mascara del maquillaje o la nariz (si es que lleva maquillaje o nariz). 


Para ser un verdadero payaso hay que ser honesto, desnudarse (metafóricamente hablando, o literalmente como Eduardo Akopian) delante de su público, tener una visión cómica de las cosas, “timing”, mirar y ver, escuchar, estar atento, aprovechar todo lo que ocurre a su alrededor, tener intención, ser claro, no pensar sino accionar, invocar, evocar, provocar.

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